Érase una vez un carpintero loco al que le encantaba construir muros grandes y casas inmensas para los ricos que piden a un carpintero construirles casas con jardín, una piscina y columpios. Las casas de los que le habían llamado parecían parques, pero no, porque los parques no tienen piscina ni toboganes ni balancines ni muchos columpios para que sus niños jugaran y se lo pasaran muy guay gracias al carpintero loco.
Adrián
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