El reloj sin color

Érase una vez un reloj que no tenía color. Un día su dueña no sabía qué hacer y llamó a toda la gente para que pintara el color, pero nadie podía. Pero, un día que se fue su dueña, él cogió un bote de pintura y se pintó de todos los colores. Cuando llegó la dueña se puso muy contenta de que por fin tuviera color. Toda la gente decía: ¡Qué bonito reloj de todos los colores! Le preguntaban a la dueña cómo ha podido colorearlo así y nadie podía quitar la vista del reloj. El reloj, muy contento, se puso unos tacones de colores y se los enganchó a las cuerdas que tenía y también se puso una hoja de color verde fuerte y unos ladrillos de colores que le pintaron todos. 

                                                 Gema

No hay comentarios:

Publicar un comentario